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# Educar o Formar

 

# Educar o Formar

La educación de los hijos no es una tarea fácil, requiere de dedicación, tiempo y sobre todo una gran dosis de amor, si comenzamos a replantear que estamos haciendo bien y que estamos haciendo mal, encontraremos la posibilidad de replantear cuál es el camino en la ardua y a la vez gratificante tarea de cultivar niños, niñas y adolescentes; educar o formar.


“El afecto se mantiene con base en la estimulación que se recibe de los otros ( refuerzo positivo) La mejor manera de mantener el afecto, es dar mucho afecto”  Derlega, V.S. (1989)

La comunicación es la vía que permite el tránsito del afecto (ver video final)                                                        
                                                                                                                                                                      De acuerdo al autor G Ballenato - 2007 en sus preguntas orientadoras hace unas importantes reflexiones que cuestionan nuestro que hacer y deber ser

 

¿Qué defectos podemos pulir y mejorar?

 ¿Qué criterios aplicamos para educar a nuestros hijos?

¿Conocemos estrategias para hacerlo de forma adecuada?

¿Hay acuerdo entre nosotros sobre la manera de educar?

¿Qué valores les transmitimos y de qué modo lo hacemos?

 ¿Cómo es nuestra relación con los hijos?

 ¿Nos comunicamos adecuadamente con ellos?

 ¿En qué aspectos podemos mejorar?

De otro lado ante estos cuestionamientos estamos obligados a descubrir y a buscar estrategias que nos acerquen a encontrar respuestas a las múltiples preguntas en el arte de educar o formar a nuestros hijos.

Educar a los hijos no es sólo una cuestión de toma de conciencia o de adquisición de determinados conocimientos. Nuestros buenos sentimientos no nos convierten automáticamente en buenos educadores. Educar requiere de un esfuerzo consciente en el que con frecuencia será necesario revisar nuestras actitudes, aprender a conocernos mejor y a conocer, entender y descubrir a nuestros hijos, modificar hábitos a veces muy arraigados, revisar determinadas habilidades sociales que se ponen en juego en nuestra relación con los hijos. Algunas familias no encuentran en el hogar apoyo, ni salidas a sus conflictos y problemas cotidianos. En algunos casos, éstos incluso se agravan en el entorno familiar, y se enrarecen las relaciones. Los miembros se limitan casi a sobrevivir y a soportar con resignación el tiempo que tienen para estar juntos.

Siempre podemos mejorar y debemos hacerlo si queremos construir una mejor sociedad más humana y más humanizante.

 El hogar no es un sitio de paso, que únicamente satisface necesidades básicas propias de la supervivencia, como la alimentación o el sueño. Es un espacio que debe posibilitar una convivencia real, para el aprendizaje y el enriquecimiento mutuo, para la armonía, el bienestar y la felicidad de todos y cada uno de sus miembros

 

 Para Ballenato Prieto (2007) Aprender a educar es prevenir. Muchas intervenciones profesionales en el ámbito familiar serían innecesarias si se hubiese realizado una labor previa de prevención. En este sentido, probablemente los tres primeros años de la vida resultan decisivos. Constituyen una etapa en la que el niño comienza a construir su imagen del mundo y va configurando su forma de interactuar con él. Es un periodo crítico en el que las experiencias que se han vivido dejan una huella importante. Esto no quiere decir que lo que haya ocurrido en esos primeros años de la vida sea tan definitivo que no dé opción a posibles cambios posteriores que permitan mejorar o corregir, por ejemplo, posibles déficits. Diversos profesionales, como es el caso de psicólogos, pedagogos, profesores y expertos afines, tienen el privilegio de conocer el tema de la educación por su propia formación académica. Esto les permite disponer de todo un arsenal de criterios y estrategias. Lo cierto es que muchas nociones y conocimientos básicos de psicología deberían estar al alcance de todas las personas. Constituyen un complemento necesario de la formación personal y aportan herramientas fundamentales para entender los principios que rigen la conducta, el pensamiento, las emociones y las relaciones humanas. Pero, aunque educar requiere conocimiento y madurez, también precisa ilusión y deseo, y éste es el verdadero motor que afortunadamente mueve a muchos padres. El papel de la familia La sociedad se va adaptando progresivamente a las nuevas estructuras familiares que van surgiendo. Algunas resultan más complejas, y las interacciones entre sus miembros ya no ofrecen la claridad del reparto de funciones que era característico de la familia nuclear. Esta circunstancia hace necesario el establecimiento de nuevos encajes y adaptaciones en la relación familiar.

Las tipologías de familia han ido cambiando simultáneamente, la familia nuclear ha ido disminuyendo, instaurándose ahora las familias extensas y las familias recompuestas y familias  monoparentales.

 

Por: Maria Idalid Martínez Cardona

Docente Orientadora

 




                                                                    Bibliografía

 Educar sin gritar: padres e hijos: Convivencia o supervivencia?

Ballenato - 2007 - books.google.com

 

Lectura recomendada

 

Estrategias de aprendizaje y motivación en el entorno virtual

GB Prieto - RELADA-Revista Electrónica de ADA-Madrid, 2009 - polired.upm.es

 

 

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